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Jubileo LGBT en Roma
El 5 y 6 de septiembre de 2025, el Vaticano abrió sus puertas a 1,400 personas LGBT que acudieron en peregrinación para el Jubileo del Año de la Esperanza.Permitir que estos homosexuales y otros, junto con sus partidarios, reciban las indulgencias del Año Jubilar tiene serias implicaciones morales.
En efecto, en el pecado debemos distinguir la culpa de la pena. La culpa es perdonada por el sacerdote después de que el penitente muestra el debido arrepentimiento. La pena debe ser pagada mediante la penitencia realizada por el pecador para reparar el daño causado a la gloria de Dios.
Las indulgencias disminuyen la pena que el pecador debe pagar en esta vida o en el Purgatorio. La ventaja espiritual de atravesar las Puertas Santas en Roma es precisamente disminuir las penas debidas al pecado.
Ahora bien, los homosexuales públicos son pecadores contra natura que no se avergüenzan de proclamar sus vicios ante el mundo. En otras palabras, son impenitentes.
Pero durante esa peregrinación de personas LGBT, el Vaticano ni predicó contra este pecado ni ofreció confesión para que pudieran pedir perdón por él. En cambio, actuó como si este pecado no existiera, al ofrecerles sin ninguna restricción los beneficios de las indulgencias jubilares.
Por lo tanto, la recepción de las personas LGBT en Roma para el Año Jubilar fue una de facto oficialización de la aceptación de este vicio contra natura.
Tal posición oficial de Roma sobre este asunto – independientemente de muchos otros precedentes – debería traer a la ciudad, al progresismo y a la Iglesia Conciliar un desenlace no diferente del que Dios infligió a Sodoma y Gomorra.
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